¿Para qué estás haciendo esto? – le pregunté un buen día a una persona mientras estaba trabajando en un supermercado. Una cara de extrañeza y los hombros levantados fue lo único que obtuve como respuesta. La anécdota es mucho más graciosa y la he contado en alguna conferencia, pero tendría mucha más gracia si no fuera por el drama que supone la cantidad de personas que hay trabajando sin saber cuál es el objetivo final de su trabajo, qué resultados se esperan de ellos, cómo contribuyen con su esfuerzo al resultado final, etc…
La importancia de establecer metas
La realidad es que muchas de las tareas que se repiten, mucha de las acciones que cada día se llevan a cabo por parte de los colaboradores en las empresas, no tienen una meta, un objetivo claro para ellos. Y eso, muchas veces, es por la incapacidad que tienen algunos directivos y mandos medios para fijar metas, para estructurarlas e implementarlas. Establecer metas y objetivos es mucho más que replicar hacia abajo “lo que me piden desde arriba”. Saber poner objetivos específicos, medibles, alcanzables, retadores y definidos en el tiempo, es algo que hemos oído cuando nos han contado el acrónimo SMART, pero de hecho en muchas ocasiones seguimos sin hacerlo bien.
La importancia de establecer metas claras y comunicarlas bien se traduce, en buena medida, en la consecución de las mismas. Pero las metas deben ir de la mano de un Plan de Acción para que, con su implementación, se consigan los objetivos previstos. Los planes de acción han de aterrizarse desde el nivel táctico al operativo. Ambos son encargados de supervisar y hacer respectivamente. En ocasiones vemos en las empresas como los directivos, los encargados de esa visión más estratégica, emplean buena parte de su tiempo y esfuerzos en lo que se ha dado en llamar el micromanagement, que no es otra cosa que la incapacidad de hacer que las cosas pasen sin estar metidos en el día a día de la operación. Cuando un directivo se preocupa por si se ha entregado tal o cual pedido, algo falla.
Establecer metas claras y comunicarlas bien se traduce en la consecución de las mismas #metas Clic para tuitearDe todo esto tratamos en el módulo de Orientación a Resultados de nuestro Programa de Competencias Gerenciales. Me sigue llamando la atención que sea uno de los módulos más valorados por los participantes, y eso tiene que ver con el poco tiempo que le dedican las empresas a esta sensible pero necesaria tarea.
¿Y si algo falla?
Hoy sigue vigente la frase de Napoleón de que “ningún plan sobrevive intacto más allá del primer contacto con el oponente”. Para eso tenemos los Planes de Contingencia, planes que hay que dibujar al tiempo que los planes de acción, e ir revisando en la medida que el Plan de Acción va avanzando. ¿Qué riesgos tenemos de no cumplir? ¿Qué elementos pueden fallar? ¿Qué puede salir mal? ¿Cómo vamos a reaccionar? ¿Qué acciones tendremos que llevar a cabo? En la medida que tenemos respuestas previas a estas sencillas preguntas, estaremos anticipando el éxito teniendo previstos los obstáculos.
Seguimiento
Un elemento fundamental en el Método DAS que acuñamos hace unos años para ayudar a las empresa es la “S” del Seguimiento. Un buen plan puede estar muy bien definido, muy bien comunicado, puede ser lo más completo que se quiera, con todo lujo de detalles, pero la verdad es que muchos de ellos acaban en el cajón de la gente, o en los potentes laptops que los alojan a las semanas de ponerse en marcha. La clave está en la constancia del seguimiento, en los cuadros de mandos, en los indicadores y KPI´s que nos ayudan en esta crucial tarea de seguir la implementación del Plan. ¿Cuántas veces hemos oído eso de “Excelente plan, malísima ejecución”?
Si después de leer esto quieres saber cómo podemos ayudar a tu empresa y tu equipo, contáctanos a info@dpersonas.com y con gusto nos ponemos en contacto contigo.
Buena semana a todos.
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