Todos en algún momento nos hemos tropezado con personas que no nos trasmiten buena energía, que nos hacen sentir mal, ya sea por sus comentarios o acciones, o simplemente porque su actitud ante la vida no es muy positiva. Yo suelo decir que son personas que no suman, más bien dividen. En nuestra vida personal, podemos posicionarnos más o menos fácilmente respecto a estas personas, ya sea alejándonos de ellas, enfrentándonos, o no haciéndolas caso, pero cuando tenemos a este tipo de personas en nuestro entorno laboral, creando ambientes tensos y enrarecidos, ¿cómo podemos identificarlos? y, ¿cómo podemos actuar?
Este tipo de personas suelen criticar por criticar, ya sea al jefe, o a los compañeros, creando rumores sobre ellos, y menospreciando las capacidades profesionales que tienen. Les gusta iniciar conflictos absurdos, y sentirse víctima de todo lo que ocurre en el mundo. No les gusta asumir sus errores, y tienden a pasar la responsabilidad a los demás, y, por supuesto, no les gusta colaborar en actividades de grupo, porque sienten que los demás no están a su altura. Este tipo de actitudes crean situaciones incómodas y molestas en el lugar de trabajo, y provocan conflictos.
Ante este tipo de situaciones, creadas por personas que distan mucho de ser agradables y colaborativas, se deben poner límites, expresando los comportamientos y actitudes que no son aceptables, y rechazando aquellos comentarios hirientes o rumores hacia otras personas. Hay que saber desarrollar una increíble paciencia, y no hacerse eco de determinados comentarios, y si es necesario apartarse, poner distancia, cuando la situación sea insostenible.
En el caso de que sea alguien con quién debes trabajar mano a mano, y no sea posible poner distancia, hay una herramienta fundamental para acercarte a esa persona y comentarle sus actitudes: la Comunicación. Enfrentarle, comentarle tus sentimientos y los del equipo respecto a su actitud, expresarle lo que te hace sentir mal sobre sus quejas, la falta de interés en el trabajo, y sus cotilleos absurdos, y como todo eso afecta al trabajo en equipo. También ayuda intentar empatizar con esa persona, aunque no sea fácil, tratar de entender el porqué de su comportamiento, sus frustraciones, y prestarle tu ayuda en aquello que pueda estar necesitando, que aprenda a gestionar mejor sus emociones, y que sea más asertivo, pueden ser algunos de los pasos a dar junto a este tipo de personas que nos hacen la vida a veces tan difícil.
Si aún así, la actitud de la persona no cambia, hay que intentar que al menos no nos influya a nosotros. Deberemos mantener la calma, nuestros valores y principios, y ser positivos para que nos afecte lo menos posible.
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