La gente se va de sus jefes

Cada día hago un esfuerzo por quedarme” nos decía una persona que trabaja en una empresa con la que colaboramos. “Salgo de aquí emocionada por ser mejor líder, pero mi jefe es completamente lo opuesto de lo que estoy aprendiendo”. Quiero irme.

Esta es la triste realidad. Las personas no se van de sus trabajos, se van de sus jefes. Este pasaje, que no deja de ser más que una simple conversación, revela lo importante que es para las empresas cuidar el talento de sus personas. Un mal jefe, un mal líder, puede echar por tierra todo el esfuerzo de una corporación para mejorar  asuntos tan importantes, y tan estrechamente ligados a los resultados, como es el clima laboral.

Hace unos meses un buen amigo me enseñaba algunos indicadores de recursos humanos y su correlación directa con los resultados de la empresa. Cuando las personas se sentían bien, el negocio iba bien. Obviamente, del mismo modo, cuando los indicadores de factor humano estaban bajos, los resultados de negocio se resentían tozudamente. Y es que todo el mundo sabe mandar, pero no todos dominan el arte de liderar.

¿Qué es mejor, que te teman, o que te amen?.
¿Qué es mejor?, ¿que te teman?, o que te amen…

Una de las actividades que más nos gusta hacer con directivos es preguntar con qué se obtienen mejores resultados, si con la imposición y el miedo, o con la persuasión o el convencimiento, en clara alusión a la pregunta de Maquiavelo al Príncipe: ¿Qué es mejor?, ¿que te teman?, o que te amen… La respuesta de Maquiavelo no deja lugar a dudas: “Los hombres tienen menos cuidado a la hora de ofender a un príncipe que se haga amar que a uno que se haga temer; porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es un miedo al castigo, y ese miedo nunca desaparece”.

La respuesta de algunos de nuestros directivos tampoco deja lugar a dudas: “Si quieres resultados en el corto plazo, la gente te tiene que tener respeto» (creo que se refieren a miedo, por lo que dicen a continuación). «Cuando levantas la voz, cuando les muestras que no van por el buen camino, reaccionan”. Es posible que muchos de ellos no sean conscientes del daño que hacen a las organizaciones en el largo plazo.

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Algunos de ellos suelen rodearse de gente que los secunda en su forma de hacer, que son capaces de traicionarse a sí mismos con tal de agradar al jefe. Retomando a Maquiavelo, os dejo esta semana con este pasaje para reflexionar: “El príncipe cuyo gobierno descanse sobre soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos pero cobardes cuando se enfrentan a los enemigos; porque no tienen disciplina, y ya durante tiempos de paz, despojan a su príncipe tanto como sus enemigos en tiempos de guerra, pues no tienen otro amor o pasión que la paga del príncipe, la cual, por otra parte, no es suficiente como para que deseen morir por él”.

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