Siguiendo con buenas prácticas de los líderes modernos, te proponemos una costumbre muy apreciada por los colaboradores y que raramente hacemos: Pillar a la gente haciendo cosas bien.
Hace unos años leí estas notas que me hicieron reflexionar sobre la costumbre que tenemos de destacar y poner de relieve lo malo sobre lo bueno.
El conferenciante empezó la sesión escribiendo en una pizarra unos números; eran simplemente unas sumas. Escribió seis sumas y en dos de de ellas había equivocaciones, las otras cuatro estaban bien.
Al terminar las seis sumas pidió al auditorio que, por favor, le hicieran comentarios del hecho. Todo el mundo se le echó encima diciendo: – Atención a la tercera suma, le falta el signo de la suma!– 4 más 6 no son 8, sino 10– Y en la quinta sucede que 2 más 2 no son 5. Él fue preguntando:
¿No hay nadie que tenga más que decirme al respecto del trabajo que he hecho?
Nadie contestó y él volviéndose al auditorio dijo: Pensemos que, lamentablemente, la reacción nuestra ante una pizarra con seis sumas, cuatro de las cuales estaban bien y dos mal, es la que hemos tenido: nos dedicamos a criticar y a protestar contra las dos sumas que no estaban bien, pero nunca felicitamos al autor por las cuatro que ha hecho bien.
En la vida de las empresas esto pasa cada día. Conozco profesionales del fallo, gente que entra en las reuniones con el único objetivo de encontrar el más mínimo error para: 1.- desacreditar al compañero, 2.- quedar como el más listo, 3.- hacerse notar,… n.- Igual, con un poco de suerte, ayudar a subsanar el error. Doy como última opción la de crear, la de ayudar, porque no suele ser lo normal. Lejos de aportar la solución, al ser humano nos encanta únicamente quedarnos en poner sobre la mesa el problema.
Imagina que felicitaras al autor por las cuatro extraordinarias sumas y le hicieras preguntas sobre las dos que ha hecho mal, de manera que le ayudáramos a construirlas bien y, lo que es mejor, a que no se repita el error:
- ¿Qué te ha faltado para que el resultado fuera correcto?
- ¿Qué reharías ahora si tuvieras la oportunidad?
- ¿Cómo vas a conseguir lo que te está faltando?
- ¿Cómo lo harás la siguiente vez?
- ¿Qué harás para asegurarte del resultado antes de presentarlo?
- ¿Qué has aprendido de este fallo?
Media docena de preguntas bastan para convertir un error en una oportunidad de aprendizaje extraordinaria. Sólo media docena de preguntas para que la persona encuentre un reto en lugar de una reprimenda, para que la persona sienta que ya tiene ganas de que llegue la siguiente oportunidad en lugar de evitarla, para que se encuentre motivada por el mero hecho de volver a hacerlo y hacerlo bien, para que lo cuente en casa con orgullo, en lugar de que oculte una vergonzosa regañina…
¿No estamos buscando en la empresa motivación en lugar de deserción? ¿No estamos buscando elementos de retención que aumenten la fidelidad de nuestros colaboradores y con ello mejorar los resultados? ¿No queremos que la gente mejore, que aprenda, que evolucione?
Pues pille a su gente haciendo bien las cosas de vez en cuando y observará cambios increíbles e instantáneos!!!!! A veces nos enfrascamos en complejísimos sistemas de motivación, cuando cosas más sencillas tienen más efecto.
Cada día trabajamos con directivos de diferentes países, que empiezan a encontrar en estos pequeños detalles grandes palancas con las que cambiar efectivamente los resultados. Si podemos ayudarte, no dejes de contactarnos.
¡Buena semana!
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