Vámonos a “Łódź”!

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Paco, un enorme compañero al que he tenido la oportunidad y el honor de conocer, me contaba una anécdota de la que me he acordado hoy viendo a Eslovenia. Una mañana en la que su padre y él iban a cazar, según iban caminando por la vereda del río, su padre le hablaba de las cosas importantes de la vida. En un momento le dice muy sereno: Paco, hijo mío, yo no me fío de la mitad de la cuadrilla. Y Paco, muy gracioso me explicaba: “¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Pero es que íbamos sólos él y yo!!!!!!!!”

Hoy no te puedes fiar de nadie, ni siquiera de los Eslovenos que han estado a punto de pegarnos un susto de muerte. ¿Quién dijo que las cosas iban a ser sencillas? Cuando un equipo, cuando una empresa se convierte en el referente, en el enemigo a batir, la dificultad para sacar los resultados adelante se multiplica. Para los eslovenos, ganarnos hoy suponía más que la clasificación, suponía ganar a un campeón del mundo y al actual subcampeón europeo. Por eso han salido a muerte. Por eso no se han arrugado cuando nos hemos distanciado, Por eso han seguido peleando. Esto es una prueba más, una enseñanza de las que se pueden llevar al mundo de la empresa de que cuando quieres, puedes.

Y nosotros seguimos “empanados”. Seguimos por momentos en el rol del mejor, en la confianza de que sacamos adelante el partido en cuanto apretemos un poco. Pero es que nos cuesta ponernos. Este equipo tiene tanta calidad, que cuando sale, cuando se deja ver, pasamos por encima a cualquiera. Yo confío en que comencemos a verlo ahora, contra los turcos, lituanos y los anfitriones polacos. Y si esto pasa, si le jugamos bien al siempre correoso equipo turco el dia 12 y somos capaces de ganarles con menos dificultad, este equipo recuperará la moral que hoy les falta, recuperará la fe en la victoria, la fe en el compañero y la fe en el entrenador. Este equipo recuperará la alegría.
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Por eso creo que comenzamos en tres días lo de verdad. La céntrica ciudad de Łódź, que es la verdadera forma en la que se escribe, recibió con los brazos abiertos a polacos, germanos y judíos hace casi doscientos años. Allí, a la Tierra Prometida, que es como se conocía a la ciudad, llegaban gentes de todas partes para trabajar y triunfar. Y eso es lo que van a hacer nuestros compatriotas. Llegar, trabajar duro, y pasar la segunda fase.

¡Nos vemos allí!

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