
Leía hace unos días que por primera vez en la historia estamos conviviendo cuatro generaciones diferentes en las empresas: Los Tradicionalistas, los Baby Boomers, la generación X, y la generación Y. Estamos esperando a los Millenials, que al paso que vamos con el tema de jubilaciones, antes de que los viejos se hayan podido ir, ya los tendremos en las empresas. Cuando hablamos de la gestión de los RRHH, estamos hablando de gestionar las voluntades de las personas, y éstas están muy ligadas a las inquietudes, las preferencias, los anhelos, del tiempo al que representan. No tiene nada que ver la motivación de un Baby Boomer, de la de un joven de la generación Y.
Entender y ser entendido
No abundaré mucho en esto porque ya hay mucho escrito sobre ello. Sí diré que para mí no hay otra clave que desarrollar en cada grupo la milagrosa fórmula de entender y ser entendido. Y entrenarlas. Muchas veces no entendemos a los diferentes, y por supuesto, ellos no nos entienden a nosotros. Pero en el tiempo que estamos viviendo, no nos queda otra. O lo hacemos o, como decíamos con los cambios, estaremos sentados sobre una nave ingobernable. Este es el reto de los directivos actuales. Entender y hacerse entender. A esto hay que sumar otro importante factor propio de nuestros tiempos: la movilidad geográfica de los profesionales. En los últimos tres años he trabajado con personas de más etnias, países, procedencias y por supuesto edades, de lo que lo había hecho en mis veinticuatro años anteriores juntos.
Respeto a lo diferente

Vivimos unos apasionantes tiempos de cambio en los que la capacidad de adaptación, la voluntad de entender y el respeto van a cobrar más importancia que nunca. Tres competencias que, de no tenerlas, se pueden desarrollar.
¿Cuándo empezamos a entrenarlas?
Interacciones con los lectores