2012 está ya dando sus últimas bocanadas. Son muchos los que esperan que cambien los años a ver si con ello se acaban las “malas rachas”. La noticia es que las “rachas” no tienen nada que ver con los años naturales, sino más bien con cambios de actitudes. A veces pasa que uno tiene una mala racha de salud hasta que decide cuidarse, o está sacando malas notas en los estudios hasta que decide estudiar, o le están saliendo mal las presentaciones últimamente en la empresa hasta que decide cambiar las plantillas y esmerarse en los contenidos y las formas. Es verdad que otras veces las “malas rachas” exceden la voluntad del individuo y uno no puede más que capear el temporal como mejor sabe. Quienes seguís el blog sabéis de mi apelación constante a la actitud individual como “única receta” para salir de las malas rachas. Algunos años atrás me mandaron estas frases por diferentes vías, y me parecieron graciosas entonces: “Si la vida te de palos, hazte una cabaña”, “Si la suerte te da la espalda, tócale el culo”. Hoy sigo pensando que el destino lo forjamos cada uno con nuestras decisiones, y que la actitud con la que se afrontan oportunidades y dificultades determinan la durabilidad de las primeras, y la extinción de las segundas.
Es verdad que comienza un nuevo año, que pasamos una página del calendario, una página que se ha llevado por delante millones de sueños, miles de puestos de trabajo, incluso cientos de vidas. De los que quedamos depende que 2013 sea igual o mejore. De nosotros, de nuestra actitud como personas y como agrupaciones, ya sean estados, naciones, pueblos o como queramos llamarlo. De la voluntad para salir adelante depende que lo hagamos o no. De las iniciativas que tomemos para atender esa voluntad va a depender el ritmo al que lo hagamos. De los aciertos que tengamos dependerá la velocidad.
Hoy no me quiero hacer más extenso. Me gusta encontrar los primeros días del año que comienza algunos momentos para reflexionar, para echar la vista atrás y repasar mentalmente errores y aciertos, y encontrar en ellos áreas de mejora y palancas de cambio. Los finales de año son para mí como los finales de temporada en el basket. Ya da igual el lugar de la clasificación en el que hayas quedado. Lo importante son las lecciones que has aprendido, lo que te llevas, lo que puedes mejorar, lo que vas a cambiar el año siguiente, porque, señores, esta nueva temporada está a punto de comenzar. Uno decide si quiere hacer un año estelar o quiere salir a empatar. Uno decide si pone toda la carne en el asador o se conforma con su destino. Uno decide los cambios que ha de hacer para conseguir sus metas o si por el contrario ya le va bien como está.
Os deseo que podamos seguir compartiendo en 2013 inquietudes, experiencias y aprendizajes.
¡¡¡¡¡Feliz 2013!!!!!!!!
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