A saber reponerse tras un varapalo, tras un duro golpe, tras un revés de la vida, y sacar partido de ello, es a lo que se ha bautizado como resiliencia. De esa capacidad que tenemos los seres humanos para reponernos es de lo que ha tirado el equipo nacional hoy.
Hago aquí un aparte porque me acuerdo de Diaz Miguel y de su preferencia por el nombre “Equipo Nacional” frente al término “Selección”. Una selección es un grupo de personas elegidas como los mejores en su puesto, pero el hecho de ser los mejores individualmente no los convierte automáticamente en un equipo. Por eso me gusta más el término Equipo Nacional. Porque es hacia lo que tenemos que aspirar en todos los ámbitos de la vida, a trabajar como un equipo. Por más que le cueste al cuerpo técnico lidiar con los diferentes egos.
Hago aquí un aparte porque me acuerdo de Diaz Miguel y de su preferencia por el nombre “Equipo Nacional” frente al término “Selección”. Una selección es un grupo de personas elegidas como los mejores en su puesto, pero el hecho de ser los mejores individualmente no los convierte automáticamente en un equipo. Por eso me gusta más el término Equipo Nacional. Porque es hacia lo que tenemos que aspirar en todos los ámbitos de la vida, a trabajar como un equipo. Por más que le cueste al cuerpo técnico lidiar con los diferentes egos.
Como seres humanos que somos tenemos fortalezas y debilidades, somos mejores en unas cosas y somos peores en otras. En la complementariedad es donde se encuentra la riqueza. Pero tratar con diferentes no siempre es fácil. ¿Cuántos comités de dirección se conforman entorno a la imagen y semejanza de su líder? ¿Qué nivel de discrepancia se acepta en los equipos de trabajo en las empresas? ¿Qué grado de libertad tienen las personas para decir lo que verdaderamente piensan a sus jefes?
Ya hemos dicho que liderar la diversidad no es fácil, pero a veces pese a las molestias, tiene sus ventajas. Dejadme que os pegue una maravillosa fábula que he leído en el blog de Nuria Chinchilla, una profesora del IESE.
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespines dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto, decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.
Moraleja de la historia
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y a admirar sus cualidades
Como dice la moraleja de la fábula de Nuria, cada miembro de nuestro equipo ha de admirar las cualidades del compañero, vivir con sus defectos y ayudarle a ser mejor. Nuestro equipo nacional y nuestra sociedad entera… Hoy lo hemos hecho así, y nos hemos levantado, y les hemos metido más de treinta al equipo del Líbano. Mañana más con Canadá. Es el último del grupo, con lo que esperemos no tener ningún susto….
Interacciones con los lectores