Érase una vez una Gerente, la de más alta responsabilidad del país en la multinacional en la que trabajaba, que estaba terminando de rematar el año. Estaba segura de que ella y su equipo habían hecho un ejercicio estupendo. Así se lo habían hecho saber días antes los miembros del Consejo al que reportaba, en la última reunión de cierre que se había tenido a modo de repaso del año. Las cifras de cierre previsionales habían sido muy buenas. Si había una persona feliz y satisfecha por el trabajo hecho, era ella.
Esa mañana de fin de año pensaba en los rituales que llevaría a cabo cuando el reloj la llevara al año siguiente. ¿Contar hasta 12? Lo había hecho muchos años en su país de origen. ¿Contar desde 10 hacia atrás en Inglés? Era lo que llevaba viviendo seis años desde que cambió su residencia. ¿Uvas? Las uvas son síntoma de buena suerte. ¿Necesitaba buena suerte para el año que entraba? Siempre se necesita algo de fortuna, pero…. En esas andaba enfrascada mientras manejaba por la interestatal de camino a casa. Llegaría con el tiempo justo de comer algo, hacer unas compras, e ir a casa de unos amigos con los que había organizado la cena.
¡Este año llevaría 10 Post-It que iría poniendo en la mesa a modo de mosaico como deseos para cumplirlos en el año!
- 10 – Escuchar más a su equipo. Por alguna razón sentía que no había hecho el esfuerzo suficiente en atender y entender las múltiples sugerencias que, de forma explícita o implícita, le había hecho su equipo cercano. De hecho, sentía que éstas habían ido disminuyendo al no encontrar receptividad de su parte.
- 9 – Descubrir el menos 10 personas talentosas. “Escuchar” significaba también estar más atenta a personas que quizá le estaban pasando desapercibidas. Se esforzaría por detectarlas y darles visibilidad. El talento de los colaboradores, en el futuro, va a ser la base del éxito de una manera como no lo ha sido hasta ahora.
- 8 – Seguir actualizándose. El mundo cambia cada día, y ella no podía estar anclada a viejos paradigmas, por útiles que le hubieran sido hasta ese momento. Necesitaba conocer cada día lo que iba siendo tendencia.
- 7 – Mejorar algunas de sus competencias. No creyó necesario apuntarlas, porque ella sabía bien que se trataba de mejorar su idioma de trabajo, hacer mejores presentaciones o dirigir mejor las reuniones. Por eso debajo anotó un significativo ”…y también algunas habilidades”
- 6 – Extremar su puntualidad. No sólo respetando los tiempos de las múltiples reuniones y el tiempo de los colegas y colaboradores, sino cuidando mucho el tiempo de proveedores y clientes a los que a menudo recibía. Era “marca de la casa” hacerlos esperar, como si ya fuera una costumbre. Y eso no podía seguir ocurriendo.
- 5 – Mejorar en el respeto a sus colaboradores. Aquí escribió a continuación en letra más pequeña “acabar con mis arrebatos de ira”. Aunque no eran muy frecuentes, de cuando en cuando soltaba por su boca “sapos y culebras” cuando las cosas no iban como esperaba, creyendo que eso ayudaría a solucionarlo. En el fondo sabía que no era así, por lo que estaba dispuesta a erradicarlo.
- 4 – Delegar más decisiones en su equipo. La responsabilidad nunca se delega, lo sabía, pero no hacerlo le llevaba a cargarse con un extra de tarea para que ésta saliera como ella quería. Y eso le estresaba sobremanera, añadiendo con ello un coste de oportunidad con respecto a otras ocupaciones, en las que ella sí que aportaba un valor significativo.
- 3 – Mejorar su networking. En los últimos años, especialmente desde que cambió de país, había descuidado sus relaciones personales y profesionales. Consciente de que su “Net worth” era su “Network”, se proponía mejorar la calidad de sus contactos para incrementar también su valor.
- 2 – Trabajar en Pensamiento Lateral. Se daba cuenta de que, esta capacidad de dar soluciones mejores a problemas existentes, pasaba por mejorar su creatividad para salirse de lo habitual. Hoy, más que nunca, un directivo ha de estar por delante de su equipo en estos temas. Era también consciente de que en los tiempos que corren debía estar dispuesta a pensar más «fuera de la caja».
- 1 – Ser más asertiva en la defensa de sus posiciones con sus jefes. En el último 360 que habían tenido, algún colega –seguramente amparado en el anonimato- le había dicho que ella era “fuerte con los débiles y débil con los fuertes”. Eso le había molestado sobremanera, y pensaba que quizá tenía que ver con aceptar a la primera todo lo que le venía desde la central, sin pelear su punto de vista. Eso sí que le podía estar pasando, así que, en adelante, defendería mejor aquello en lo que creyera.
Al acabar la cuenta atrás, había puesto todos los Post-It encima de la mesa y alguno le preguntó por tan desacostumbrada tradición. Ése era tiempo de disfrutar el momento y entrar con buen pie en el año, así que sonrió y aplazaron el debate. Los días siguientes mantuvo interesantes conversaciones al respecto, y muchos de sus amigos se brindaron a apoyarla. El plan ya estaba en marcha, y el año siguiente volvería a hacerlo…..
Feliz 2017 para todos!
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