Interpretaciones aparte de esta última consideración de Robinson, he querido traer este extracto del brillante artículo de Esquire por un único motivo: Una persona se comporta en la cancha como lo hará en la empresa, como lo hará en su vida.
Y nada de esto evitaría que al cruzar el rio, el escorpión pidiera, casi suplicara, a la rana que le ayudara a cruzar, y la rana, a sabiendas, tampoco podría evitar llevarle. Ambos son así, no lo pueden evitar.
Por eso Robinson quiso probar el instinto primario de su futuro cuñado jugando al baloncesto. Porque es donde mejor se conoce a las personas, donde sale lo mejor y lo peor de cada uno. Manejar esos resortes, conocer a las personas en sus estados primarios, y saber manejar las diferentes soluciones posibles, te da una ventaja en el mundo de la empresa inimaginable.
Nunca pensé que algún día tendría que agradecer tanto a mis padres el que me hubieran permitido jugar a este deporte durante años.
¡Felicidades Esquire por el reportaje!
¡Felicidades Robinson por el dianóstico!
¡Y Felicidades Michelle por el “tino” que tuviste!
Interacciones con los lectores