Una cuestión de actitud

Leía hace unos días un artículo sobre la importancia de salir bien de los trabajos. Hace años conocí el caso de una persona que se despidió de su empresa voluntariamente dando un portazo. Cuando llegó a su casa tenía una llamada de su nuevo empleador pidiendo disculpas por romper el acuerdo ya que no podía contratarle. Desde entonces no me quito de la cabeza lo que la soberbia de esta persona tendría que aguantar por haber actuado de aquel modo.

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La actitud en la vida lo es todo. Tu actitud determina tus comportamientos, tus comportamientos determinan la actitud de los otros, y éstos, a su vez, sus comportamientos, y así, de esa manera tan sencilla, la sociedad te devuelve lo que le das.
Comparto a continuación un cuento que descubrí hace años y que me ha acompañado en toda mi trayectoria, recordándome que siempre recoges lo que siembras.

Un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un anciano preguntó:
“¿Qué clase de personas viven en este lugar?”

El anciano preguntó a su vez:

“¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde vienes?”
“¡Oh, un grupo de egoístas y malvados!”, replicó el joven. “Estoy encantado de haberme alejado de allí”.

A lo cual el anciano contestó:
“Lo mismo habrás de encontrar aquí”.

Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano preguntó:
“¿Qué clase de personas viven en este lugar?”

Él respondió con la misma pregunta:
“¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde vienes?”
“Un magnífico grupo de personas: honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlas dejado”, dijo el joven.
“Lo mismo encontrarás aquí”, replicó el anciano.

Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al anciano:
“¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?”

A lo cual respondió:
Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí. Quien encontró amigos allá, podrá encontrar amigos aquí, porque, a decir verdad, lo que ellos han “visto” en los lugares donde han estado, no es más que el reflejo de ellos mismos.

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En la vida, tan importante como ser bueno en lo tuyo, tan importante como ser exitoso, es entender que hay un elemento fundamental detrás de cada empresa: sus personas.

Desarrollar la inteligencia emocional suficiente para dejar de ser egoísta, miserable, antipático o grosero, te hará un mejor directivo, un mejor compañero o un mejor colaborador. Y cuando salgas, si es que has de hacerlo, encontrarás gente que te ayude en tu nuevo camino.

Si por el contrario persistes en pensar que el mundo gira alrededor tuyo, lo hará todavía por algún tiempo. Pero cuando el mundo te ponga en tu sitio de una patada, lo tendrás difícil para volver a su órbita.

Buena semana!

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