No cabe duda que dirigir un equipo es una tarea compleja, bien sea un equipo deportivo o uno dentro del mundo de la empresa. Hay muchos tratados que le van a permitir encontrar unas sencillas recetas para poner en marcha mañana en su tarea de dirigir mejor sus equipos. Me gustaría aportarle algunos elementos de reflexión sobre lo que hacer o no hacer y sus posibles resultados, antes de que se ponga a la tarea de tratar de cambiar sus hábitos en la dirección de equipos.
Lo primero es saber si necesitamos cambiar. Steve Covey dice que “si queremos que los resultados sean distintos, hemos de hacer las cosas de distinta manera”. Por tanto, si quiere obtener de su grupo de trabajo/empresa resultados distintos a los que hoy tiene, no le queda otro remedio que cambiar algunas cosas de las que hoy hace. No lo piense, no tiene elección.
Comparto con usted el resultado de un estudio de la consultora Otto Walters que, bajo el título “Los 18 comportamientos más irritantes de los jefes españoles”, se realizó a través de encuestas a 750 profesionales. Entiendo que los “jefes” españoles no serán muy distintos al resto de los mortales en el universo, pero en cualquier cosa estoy convencido que del resultado del informe se desprenden áreas de mejora para el resto de jefes, sin importar el país donde desarrollen su actividad.
De dicho informe se desprende que la falta de respeto, malas formas en el trato, groserías, salidas de tono, broncas en público y similares son los comportamientos más irritantes para las personas que lo padecen. En concreto el 50% de los entrevistados decían sentirse identificados con estas formas de trabajar de sus jefes. Es muy importante tratar a las personas como a uno le gustaría que le trataran. Tan simple y tan sencillo. Los comportamientos humanos, los sentimientos, las sensibilidades personales, no son muy distintas en las personas. Haga lo contrario con sus subordinados y conocerá las consecuencias que apuntaré al final de este newsletter.
El segundo de los grupos de comportamiento afectaba al 37% de los entrevistados, y tenía que ver con la prepotencia, el narcisismo, el empecinamiento estéril, la vanidad, la soberbia o la arrogancia. Elementos todos ellos que se van engrandeciendo con el uso del poder, con la lejanía que se va teniendo de la realidad, y con lo que se ha dado en llamar la soledad del líder. Cualquiera podría decir que con estos comportamientos no sería de extrañar que el líder pudiera quedarse solo…..
Me impactó mucho el tercero de los elementos por lo que de sencillo tiene de resolver: La falta de escucha. Afecta al 30% de los empleados. Los profesionales debemos aprender a escuchar y no sólo a oír. Debemos prestar atención de lo que se nos dice. Y no hay excusas. No vale que estemos en muchas cosas al tiempo, que tengamos preocupaciones más importantes,… Quien muestre verdadero interés por los problemas que le cuenten sus empleados, quien preste atención a lo que está oyendo y haga sentirse a su interlocutor escuchado, ya se habrá ganado su respeto.
Hay otros factores como son la incompetencia por escasez de preparación y por desorganización, que irritan en gran medida a los empleados. Haga lo posible por mejorar su preparación en cuestiones técnicas o darse una inmersión para mejorar sus habilidades directivas. Le reportará buenos resultados en el futuro.
Y por último tenemos la suma de otros factores con menor importancia, pero que le pueden pasar factura a la hora de tener que recabar apoyos en su equipo. No les apoye, no se implique, no de ejemplo, no muestre coraje en situaciones complejas, desconfíe de su equipo, róbeles las medallas, no concrete los objetivos, y tendrá un equipo incapaz de prestarle apoyo cuando usted lo necesite.
Los estudios concluyen que los equipos dirigidos por un mal jefe son un 50% menos productivos y un 44% menos rentables que los conducidos de manera adecuada. De modo que si buscaba recetas, aquí tiene un buen puñado de hábitos que debe cambiar si se siente usted identificado entre los que los llevan a cabo.
No olvide que aunque su empresa o grupo no necesite cambiar, el resto del mundo lo está haciendo, y muy deprisa. Hace unos años uno decía que de él dependían x personas para expresar cómo estaba conformado su equipo. Hoy, y cada vez más, hay que preguntarse: y tú, como líder de tu equipo, ¿de cuántas personas dependes? Porqué un líder depende de las personas de su equipo y no al contrario. Empiece a pensar así si aún no lo ha hecho.
© Raúl Castro
www.tiempoparadecidir.com
Noviembre 08
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