Del Home Office al Smart Working

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Del Home Office al Smart Working

Existen algunas diferencias entre los conceptos Home Office y Teletrabajo, que aún muchos no conocen. Pero lo que ha llegado para quedarse es el Smart Working.

¿Quieres saber en qué consiste y qué se necesita para hacerlo? Te lo cuento aquí.

Algunas profesiones liberales o actividades independientes se pueden llevar a cabo en un espacio que necesariamente no es una oficina. Algunos usaban sus casas, las cafeterías, centros de coworking, despachos de amigos, bibliotecas, etc… Los horarios los decide el que trabaja, los ajusta a sus entregables, y no son sometidos a ningún control. Estamos hablando del Home Office que algunos llevamos muchos años disfrutando.

Con el paso del tiempo, en las empresas empezaron a dar algunos días a sus trabajadores para que trabajasen desde casa. ¿Cómo? Con mismo horario, cometidos y entregables que en la oficina, pero desde casa. A esto se le llamó Teletrabajo. Lo mismo que en la ofi, pero donde quieras. Esta es la modalidad que se ha generalizado en la pandemia, al tener que cerrar las oficinas para evitar contagios.

Ambas, como se ven son muy diferentes. En el teletrabajo, las empresas han ideado todo tipo de soluciones para controlar al trabajador: registro de conexiones y desconexiones (sobre todo), llamadas a primera y última hora del día, uso de softwares de control de actividad, etc…. Se trataba de hacer lo mismo que en la oficina, pero en casa.

Y claro, a medida que la pandemia se va alargando, se va generando una especie de desconfianza de que algunos trabajadores estén, de hecho, trabajando, que pierdan tiempo en otras cosas, que se dediquen a otros trabajos, etc… Para eso tenemos que pasar del Home Office al Smart Working

¿En qué consiste el Smart Working?

Por contarlo en palabras que todo el mundo conoce, la empresa le dice al trabajador el “qué” y el “para qué” y éste pone su “cómo”, su “cuándo”, y su “dónde”. Así de sencillo… ¿o no?

Pues no es tan sencillo, porque para que funcione, la empresa ha de otorgar una buena dosis de confianza al colaborador, otra tanta de autonomía, y tener diferentes herramientas de medir los entregables, que también han de ser distintos.

Cómo pasar del Home Office al Smart Working

Adiós a la «hora nalga». Con esto se acaba el control de entrada y salida, para comenzar con el seguimiento de entregables en tiempo y su calidad. Pero eso no significa que las empresas no tengan que medir la productividad de sus trabajadores. Significa que ha de hacerlo de manera distinta, contestando a estas preguntas: ¿Qué espero de este trabajador cada día?, ¿y cada semana?, y ¿cada mes?, ¿qué tipo de proyectos hace y cuándo ha de entregarlos?, ¿con qué frecuencia debemos ir viendo avances?, ¿qué otros indicadores puedo poner para su medición?

¿Se puede en todos los trabajos?

Sí, siempre que no requieran la presencia continuada de clientes, y las métricas de cumplimiento en el trabajo se puedan adaptar y se comuniquen de manera eficiente al trabajador. Eso no significa dejarlo solo. Muchos de los sistemas de smartworking fracasan por falta de seguimiento, lo que provoca al tiempo desmotivación y falta de “engagement” del colaborador con la empresa, pasado un tiempo.

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