¿Cuál de los tres querrías ser “de mayor”?
Acabo de leer este interesante artículo de mi colega el profesor Raúl Lagomarsino, Director Académico de INALDE. En él habla de los motivos por los que empresas “tiranosaurios” como Motorola, Kodak o Blockbuster, dinosaurios predominantes entre dinosaurios, desaparecieron del universo por no poder resistir a su particular asteroide. Cita en el artículo el caso de las cucarachas, quienes son genéticamente idénticas a las antepasadas que convivieron con los dinosaurios, y que han sabido sobrevivir a las circunstancias por siglos hasta nuestros días.
Las cucarachas se encuentran entre las especies más resistentes del planeta. Algunas de ellas pueden estar sin comida un mes entero, o dejar de respirar durante 45 minutos, simplemente ralentizando los latidos del corazón. No es por casualidad que se diga de ellas que serían la única especie que sobreviviría a un ataque nuclear, y que acabarían repoblando la tierra. No me digan que no es capacidad de supervivencia…. Son animales que no sólo compiten entre ellos, sino que son capaces de cooperar en momentos de dificultad. Un estudio de la universidad de Florida llegó a demostrar cómo eran capaces de dividirse en grupos iguales, o seguir instintivamente a otros “semejantes” que no eran otra cosa que minirobots a los que se les habían inyectado las sustancias que les hacen agruparse por el olor.
Según esto, en los tiempos que corren, no estaría mal ser algo “cucaracha”, si lo llevamos al terreno de las personas, de los profesionales en las empresas, o del mundo directivo en general. Pero el nombre “cucaracha” suscita un cierto rechazo cuando uno imagina al animal en cuestión. Si se le aplica a una persona, generalmente se quiere decir de ella lo peor. Una “cucaracha” es una persona rastrera, sucia en sus formas, vil, que generalmente empleará las peores artes con tal de sacar tajada de alguna situación. Es así. Si usted se sienta ante su jefe y le llama “cucaracha” a la cara, intentando hacerle un cumplido, tendrá serios problemas para arreglarlo después, si es que puede…
En los tiempos que corren, no estaría mal ser algo cucaracha Clic para tuitearOtra opción para sobrevivir con algunas garantías en este momento es ser el mejor en lo tuyo. De eso habla Jim Collins en su libro Good to Great, cuando hace referencia a la fábula de la zorra y el erizo, que a su vez se recoge en el libro del mismo nombre de Isaiah Berlin. Mantiene Berlin que cuando se enfrentan la zorra y el erizo, éste último es que gana sistemáticamente. ¿Y por qué? ¿No es la zorra más rápida, más ágil, más lista? ¿No tiene más recursos que el erizo? Berlin, citando a su vez al poeta griego Arquíloco dice: “Muchas cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una sola, y grande”. La fábula cuenta que mientras que el zorro sigue muchos objetivos al mismo tiempo, es capaz de ver el mundo en toda su complejidad, pero está siempre difuso, moviéndose en diferentes planos, y sin integrar sus ideas en una visión unificada. Los erizos, por el contrario, simplifican la complejidad del mundo en una sola idea que unifica y guía todo lo demás. Reducen los retos y los dilemas en ideas simples, y desechan todo aquello que no tiene que ver con estas ideas. Por eso, cuando un zorro y un erizo se enfrentan, siempre grana el erizo.
La capacidad de supervivencia de la cucaracha, la habilidad multitasking y el conocimiento del zorro, o los objetivos claros y sencillos del erizo. En los últimos post de este blog he hablado mucho del pasado, del presente y del futuro. Usted decide, señora o caballero, entre estas tres maneras de afrontar su presente, de dibujar su propio futuro, sea cual sea su pasado. Así es la vida, la capacidad de decisión es suya.
Yo, pudiendo elegir, me quedo con lo mejor de cada uno.
Buena semana!!!
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