¿Es necesario haber sido buen jugador para ser un excelente entrenador? ¿Garantiza el hecho de haber sido buen jugador que puedas ser un buen entrenador?
Quizá esta última pregunta nos lleve al mundo de la empresa en donde al mejor vendedor tendemos a proponerle como jefe de ventas, cuando son dos cometidos muy diferentes. Para ser entrenador hace falta gestionar bien un grupo humano. Muy por encima de las capacidades técnicas, hay que tener unas capacidades de entendimiento humano sobresalientes. Muchos jefes de venta han fracasado en su intento de serlo, cuando antes habían sido extraordinarios vendedores. Muchos entrenadores no han conseguido llegar habiendo sido buenos jugadores.
Podríamos aventurarnos a decir, por tanto, que la experiencia como jugador sí ha sido definitiva para lograr ser un excelente entrenador. Sin embargo, los dos entrenadores de la selección que han conseguido triunfos importantes en Baloncesto en los últimos tiempos, Pepu Hernández (campeón del mundo Japón 06 y medalla de plata eurobasket Madrid 07) y Sergio Scariolo (campeón del eurobasket de Polonia 09 por el momento….), no han tenido una trayectoria previa como jugadores. Ambos empezaron a entrenar equipos con apenas veinte años, llegando muy jóvenes a ser entrenadores de primera división.
Entonces, ¿cuál es el denominador común que veo en todos ellos si no es que hayan sido jugadores previamente?: La pasión y el entusiasmo con los que viven su oficio de capacitar y dirigir a personas. Me encanta de todos el respeto que tienen hacia el jugador, hacia lo que representa y hacia la persona que hay debajo. Me gusta cuando ponen al jugador en el centro, cuando le permiten equivocarse, cuando lo tratan como una persona falible, cuando son capaces de combinar la exigencia de la empresa con las cualidades del jugador. Me encanta cuando permiten a las personas disfrutar jugando, porque sólo así consiguen triunfos extraordinarios. Pasión y entusiasmo por el logro. Eso es lo que hace diferentes a unos entrenadores de otros, a unos directivos de otros y a unas empresas de otras.
La pasión por hacer las cosas bien sólo es posible si se pone entusiasmo. Hace algunos años, la periodista Mercedes Milá me pidió que le regalara esta frase que yo tenía en la mesa de mi despacho. Es de Henry Ford y dice así: “Con entusiasmo hay logros, sin él sólo pretextos”.
Pasión y Entusiasmo por lo que se hace. Con mayúsculas. Esa es la clave. Una receta sencilla que nunca pasará de moda.
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