Pasión y Entusiasmo

Llevo unos días pensando en el éxito que están cosechando dos jóvenes entrenadores de fútbol que se han puesto muy de moda: Pep Guardiola y Quique Sánchez Flores.


QuiqueGuardiola
De ambos me encanta que hablen desde la experiencia vivida. Me gusta que entrenen sabiendo lo que siente un jugador de élite. Ambos lo han sido. Me encanta que sean humildes, nada histriónicos, me encanta ver la pasión que sienten con lo que hacen, el respeto que tienen por el conjunto en sus declaraciones públicas, me encanta la sensibilidad que transmiten hacia el que está en peor forma, o el que está siendo vapuleado por la prensa…. Con todas esas cosas los veo más como si fueran entrenadores de basket que de fútbol. No se me enfaden los futboleros, que ahora sigo con las loas a otros grandes de ese deporte…



¿Es necesario haber sido buen jugador para ser un excelente entrenador? ¿Garantiza el hecho de haber sido buen jugador que puedas ser un buen entrenador?


Quizá esta última pregunta nos lleve al mundo de la empresa en donde al mejor vendedor tendemos a proponerle como jefe de ventas, cuando son dos cometidos muy diferentes. Para ser entrenador hace falta gestionar bien un grupo humano. Muy por encima de las capacidades técnicas, hay que tener unas capacidades de entendimiento humano sobresalientes. Muchos jefes de venta han fracasado en su intento de serlo, cuando antes habían sido extraordinarios vendedores. Muchos entrenadores no han conseguido llegar habiendo sido buenos jugadores.

vicente+luisSi pensamos en otros dos entrenadores de fútbol me acuerdo de Luis Aragonés y Vicente del Bosque, quienes han llevado a la selección de fútbol a sus más altas cotas. Ellos, extraordinarios jugadores en su momento, han sabido servirse de su experiencia para conseguir triunfos. Es cierto que la calidad de los jugadores que tenían ayudó, pero prefiero pensar que el catalizador en ambos casos fueron sus cualidades como gestores de personas. Traigo otro ejemplo más del baloncesto, Lolo Sainz, quien tras ser jugador, logró todos los triunfos posibles en el Real Madrid, Joventut, y Selección Española, culminando con la medalla de Plata del Eurobasket de París del 99. El entrenador con más dilatado y numeroso palmarés y a la vez más querido por las personas que estuvieron con él.



Podríamos aventurarnos a decir, por tanto, que la experiencia como jugador sí ha sido definitiva para lograr ser un excelente entrenador. Sin embargo, los dos entrenadores de la selección que han conseguido triunfos importantes en Baloncesto en los últimos tiempos, Pepu Hernández (campeón del mundo Japón 06 y medalla de plata eurobasket Madrid 07) y Sergio Scariolo (campeón del eurobasket de Polonia 09 por el momento….), no han tenido una trayectoria previa como jugadores. Ambos empezaron a entrenar equipos con apenas veinte años, llegando muy jóvenes a ser entrenadores de primera división.


Entonces, ¿cuál es el denominador común que veo en todos ellos si no es que hayan sido jugadores previamente?: La pasión y el entusiasmo con los que viven su oficio de capacitar y dirigir a personas. Me encanta de todos el respeto que tienen hacia el jugador, hacia lo que representa y hacia la persona que hay debajo. Me gusta cuando ponen al jugador en el centro, cuando le permiten equivocarse, cuando lo tratan como una persona falible, cuando son capaces de combinar la exigencia de la empresa con las cualidades del jugador. Me encanta cuando permiten a las personas disfrutar jugando, porque sólo así consiguen triunfos extraordinarios. Pasión y entusiasmo por el logro. Eso es lo que hace diferentes a unos entrenadores de otros, a unos directivos de otros y a unas empresas de otras.

entusiasmoLeí el otro día una cita en la memoria anual del Banco de Crédito e Inversiones de Chile que decía así: “La pasión es la semilla de la Innovación”. Me gustó mucho ya que la etapa más creativa que he tenido, la más innovadora, coincidió con un momento de extraordinaria pasión en lo que hacía.

La pasión por hacer las cosas bien sólo es posible si se pone entusiasmo. Hace algunos años, la periodista Mercedes Milá me pidió que le regalara esta frase que yo tenía en la mesa de mi despacho. Es de Henry Ford y dice así: “Con entusiasmo hay logros, sin él sólo pretextos”.


Pasión y Entusiasmo por lo que se hace. Con mayúsculas. Esa es la clave. Una receta sencilla que nunca pasará de moda.

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