Mucho se ha escrito sobre la importancia del networking en los tiempos que corren. Mi amigo José Alcaraz tiene una conferencia en la que habla del concepto de que “your network is your net worth”, en un astuto juego de palabras sobre el valor que aporta tener una amplia red de contactos. Yo también he usado en mis conferencias aquello de que ya no es tan importante el “know how” como el “know who”, apelando al mismo concepto de lo importante que es hoy dar con el contacto clave para hacer un negocio. Hasta para encontrar trabajo ya hay estadísticas que apuntan que el 80% de las vacantes son cubiertas por contactos y conocidos, y nunca llegan a publicarse.
5.000 abrazos, 350 millones de posibilidades.
Cuando hace ya unos años el consejero delegado de la empresa donde trabajaba en aquel momento me invitó a tener mi perfil en Linkedin, me pareció una excelente herramienta para conocer nuevas personas. Hace unos días alcancé los 5.000 contactos de primer nivel, lo que me lleva a tener más de un millón de contactos de segundo nivel, casi cinco millones si contamos los usuarios de los grupos, y si busco a los amigos de los amigos de mis amigos, el tercer nivel, la cifra llega a 350 MM, más de la población de USA. Una inmensidad. Poder llegar con cierto nivel de solvencia a 350 MM de personas no es nada desdeñable. Es verdad que mucho ha ayudado vivir en tres países diferentes, llevar 28 años trabajando, y tener una saludable predisposición a mantener el contacto con aquellos que pasan por mi vida.
Y ¿qué se puede hacer con esto? ¿En qué se traduce ese “capital”?
Buena pregunta. Veo personas que acumulan contactos como si fueran cromos. Nunca han tenido y nunca van a tener un contacto útil con ellos. Cuando hablo de “utilidad” me refiero a que sea mutua. Hay otro perfil de usuarios que sólo usa la red en beneficio propio y, como en la vida, si uno sólo usa los contactos cuando le interesan, si no comparte contenidos, si no ayuda a quien pueda necesitarlo, el beneficio que pueda sacarle a la red a la larga será muy escaso.
El mayor valor de las redes profesionales comienza cuando uno se pone “a la orden” #networking Clic para tuitearCreo que el mayor valor de estas redes profesionales comienza cuando uno se pone “a la orden”, cuando uno es lo suficientemente generoso como para estar a disposición de aquellos contactos que puedan necesitar algo que esté en tu mano. De nuevo, como en la vida, las redes corresponderán y te serán de utilidad en la medida que tú las enriquezcas.
Compartir conocimientos y experiencias
El conocimiento no es de uno. Generalmente las cosas las aprendemos de otros, de los libros, de lo que vemos y oímos… Hasta los investigadores que generan nuevos conocimientos lo hacen apoyados en lo que observan y en lo que otros observaron antes. Por tanto creo que con el conocimiento hay que ser generosos. Cuando empecé a enseñar en escuelas de negocio era frecuente que las personas me pidieran el material empleado. ¿Cómo no? Muchos se sorprendían de que se lo entregara sin más problema. El valor de esta información no está en la información misma, sino en la interpretación, en la forma en la que se entrega, en definitiva, en la experiencia añadida de quien la cuenta. Eso, y no otra cosa, es o que la hace única, quién lo cuenta y cómo lo cuenta. Linkedin ha sabido de eso redirigiendo mucho del contenido de los blogs hacia su herramienta Pulse, permitiendo a sus usuarios que publiquen post como este que quedan adheridos a tu perfil incrementando el “exposure”.
Por eso, si cosechamos una buena red, numerosa, amplia, con perfiles de los que aprender y a los que aportar, si compartimos conocimientos, si entregamos valor, multiplicaremos las posibilidades de estar bien conectados, de encontrar a la persona clave que estamos buscando y seremos profesionales más valiosos, mejor considerados para el mercado.
Buena semana!
Interacciones con los lectores