Echando un vistazo a los post de este mes de Septiembre, veo que he titulado dos de ellos con la palabra Pasión. No ha sido de forma intencionada. Uno de ellos era haciendo referencia al libro que sobre Nadal escribió Helena Lopez-Casares. El otro hacía mención a uno de los atributos que creo que comparten entrenadores que lo hacen bien gestionando grupos humanos.
Pero, ¿qué es pasión? La pasión, según la RAE, es la acción de padecer. Padecer significa, según la misma fuente: “sentir física y corporalmente un daño, dolor, enfermedad, pena o castigo”. Rafa Nadal dijo el otro día en la Gran Manzana que de niño salía llorando de algunos entrenos
Bueno, lo de padecer entonces se lo podríamos aplicar a los jugadores, pero no a los entrenadores, quienes no deberían sentir física o corporalmente ningún dolor por entrenar. Si acaso han sentido otras acepciones de padecer, que son: “soportar agravios, injurias, pesares, etc…”
La palabra pasión tiene otras tres acepciones que de nuevo me desencajan en la manera en que aplicamos esta palabra a ellos. “Lo contrario a la acción”, “Estado pasivo en el sujeto”, “Perturbación o afecto desordenado del ánimo” Uffff, qué pereza. Ninguna de ellas se acerca a lo que quiero expresar cuando hablo de poner pasión a las cosas. ¡Ah!, que se trata de eso, de poner la pasión al servicio de lo que hago, y no de padecer las cosas… Eso ya es otra cosa.
Quizá podríamos hablar entonces de la teoría FLOW (Fluídez o flujo, según se prefiera), del profesor de la Universidad de Claremont, Mihály Csíkszentmihályi
En ella viene a decir que cuando en una tarea están equilibrados el nivel de habilidad y el de desafío que esa tarea nos supone, se dan algunas circunstancias que nos hacen pensar que la cosa fluye: Perdemos la noción del tiempo, elevamos nuestro grado de concentración y foco en lo que estamos haciendo, tenemos sentido de control personal,… Y para sentir eso, ¿sólo hay que equilibrar el nivel de desafío, de reto, a la actividad que queremos hacer?
Hacer las cosas con pasión podría ser lo mismo que Fluir. Según esto, la receta para hacer las cosas con pasión, sería proponer retos adecuados a las habilidades de la personas que han de realizarlos.
Si no lo hacemos, podemos encontrar a las personas en algunos estadios intermedios. El aburrimieto y la relajación, por ejemplo, aparecen cuando las habilidades que tenemos para una tarea van creciendo sin un reto que se corrresponda. Si por el contrario el reto es mayor que la preparación para esta tarea, se darían las tan comunes preocupaciones y ansiedades.
Ya sabe, si encuentra en su equipo a alguien en alguno de estos estadios, tan sólo tiene que leer a Csíkszentmihályi y ayudarle a encontrar su Fluir.
A mí me ha servido en ocasiones para interpretar comportamientos y poner remedios.
Interacciones con los lectores