Despedir, ese arte tan nuestro

Siempre he dicho que las empresas, esos entes con vida propia, tienen todo el derecho de seleccionar, contratar, retribuir, y despedir cuando quieran. También he dicho que cuando hablamos de “la empresa”, estamos hablando de “las personas que las dirigen”, ya que por mucha “vida propia” que tenga, las decisiones siguen siendo de las personas, que son las únicas que tienen capacidad de tomarlas.
Pero, ¿por qué nos da tanto miedo incluso nombrar el acto en sí? ¿por qué tenemos que llamar a los despidos desvinculaciones, separaciones, finalizaciones? Cada día aparecen nuevos términos que intentan minimizar el efecto psicológico en las personas.

Llamar las cosas por su nombre: Despido

Empecemos, por tanto, a llamar a cada cosa con su nombre. Las personas que dirigen las empresas despiden a los colaboradores cuando creen que ha llegado el momento, cuando no creen obtener más de ese “activo” que igual consideran amortizado, cuando no pueden mantener un coste que igual en otros momentos o circunstancias del mercado si pudieron, cuando consideran que el retorno que obtienen es menor a lo que pagan, cuando la persona no esté preparada para los retos que vienen…. Muchos motivos, y todos ellos legítimos, hasta el más extremo: “porque quiero”. Todos ellos son tan legítimos como los motivos que les llevaron a contratarlo. Están en su derecho de hacerlo.

A partir de ahí se desencadenan muchos comportamientos de parte de la compañía que les definen.

  • La que cumple con sus obligaciones hasta el último momento. Nada que decir. Es lo justo.
  • La que trata de sacar ventaja no cumpliendo su parte. Discutible.
  • La que, en un extremo, niega desde el primer momento los derechos del colaborador. Claramente reprobable.

A estas alturas es curioso cómo se sigue valorando como positivo a quienes cumplen, a quienes sólo hacen lo que la ley les exige, por contraposición a quienes intentan evitarlo a toda costa.

[Tweet «#Despedir, como dirigir, es un arte. Un arte sólo al alcance de muy pocos. #Outplacement»]

El outplacement

En los últimos años se ha ido un paso más allá, y hay empresas que ayudan a las personas que son despedidas a reencontrar su camino profesional a través de los denominados Procesos de Outplacement. ¿En qué consisten? Son procesos de acompañamiento al colaborador que ha sido despedido y se llevan a cabo en 5 fases:

  1. Apoyo al colaborador para encajar su nueva situación, para pasar su duelo y completarlo antes de acometer ninguna otra acción.
  2. Autoevaluación, donde le ayudamos a redefinir y redescubrir áreas de mejora, pero también potenciar puntos fuertes.
  3. Reorientación. Muchas personas aprovechan estos giros de la vida para vislumbrar nuevos horizontes.
  4. Renovación. De conocimientos y habilidades. El mundo cambia cada día. El mundo corporativo hace a veces de coraza involuntaria, e impide estar actualizado como se quisiera. Es el momento de actualizarse.
  5. Nuevos retos. Ahora ya se está preparado para asumir nuevos retos, para redescubrir pasiones, para elegir nuevas actividades con las que te brillen los ojos cada mañana.

El beneficio que tiene para las empresas posibilitar estos procesos a la gente a la que ha tenido que despedir, por la causa que haya sido, son innumerables.

Desde la sensación de apoyo que experimenta quien se comprometió con una empresa que ahora prescinde de él, pasando por la de los compañeros que se quedan y que valoran muy positivamente el trato humano, hasta el compromiso con la sociedad al “devolverle” un profesional sano y preparado, en lugar de una persona apenada y hundida.

Muchos estándares de encuestas de clima orientados a evaluar los mejores lugares para trabajar, ya preguntan por si la empresa brinda este servicio. En algunos países, incluso, son procesos obligatorios.

En dpersonas nos parecen procesos muy responsables e interesantes, y por eso ayudamos a las empresas a implementarlos. Y es que está claro que despedir es una tarea dura, pero si se puede hacer bien, el resultado es infinitamente mejor para todos. Despedir, como dirigir, es un arte. Un arte sólo al alcance de muy pocos.

Buena semana!

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