Preparando 2019

Cuando un año va a comenzar, nos damos todos a la tarea de proponernos nuevas metas, nuevos retos, que nos permitan dar un paso más desde donde estamos, a donde queremos llegar.

Da igual que sean retos profesionales o del ámbito personal. El 31 de Diciembre se convierte en un parteaguas que nos lleva a olvidar el pasado, para centrarnos en el futuro, para dejar atrás lo viejo y centrarnos en lo nuevo. Por eso el empeño de ponernos nuevas metas y nuevos retos. En el mundo profesional suele ser tiempo de evaluar los desempeños de los equipos para inmediatamente después voltear a establecer los nuevos objetivos.

Uno de los módulos que más nos solicitan las empresas, dentro de nuestro programa de competencias gerenciales, es el de la Orientación a Resultados.

¿Por qué estar orientado a resultados?

Orientación a Resultados - La razón de ser de las empresas

Porque es la razón de ser de las empresas. Éstas nacen para proveer servicios o productos a sus clientes. Si no hay productos o servicios ni clientes a los que ofrecerlo, no hay procesos, no hay marketing, no hay Recursos Humanos, no hay departamentos financieros… Si no hay resultados, no hay nada. Esto, que podría haberlo dicho el mismo Perogrullo, a veces se les olvida a algunas personas en las organizaciones, que creen que trabajar es sólo ir, estar, o cualquier tarea que le asignen. Se va, se está, se hace, para conseguir unos resultados, y TODOS los miembros de la empresa tienen que tener sus objetivos individuales como aportación personal, sus objetivos como equipo, y su participación en el conjunto de la empresa. Sólo así sentirán que su tarea aporta valor, y lo más importante, que se puede medir y evaluar.

¿Cómo establecer objetivos?

Objetivos SMART

A estas alturas yo creo que ya todos conocemos el acrónimo SMART para poner objetivos que sean eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, Retadores, y acotados en el Tiempo. Pero ahora mi pregunta es sobre el paso previo. ¿Tienen TODAS las personas en la empresa sus objetivos en forma SMART claros? ¿Saben cómo contribuyen al éxito general y cómo se les va a medir? ¿Tienen claras las consecuencias de no hacerlo? ¿Y el valor que reporta conseguirlos? Si no es así le pido encarecidamente que se tome algo de tiempo en hacer ese ejercicio, siquiera con su primera línea de colaboradores. Si no puede, pídanos ayuda a info@dpersonas.com y uno de nuestros consultores especializados le ayudará.

Lo que no se mide, no existe

Lo que no se mide no existe

Imagino que a estas alturas, este mensaje ya tampoco es la última novedad para los lectores, pero sigue siendo absolutamente necesario recordarlo. En algunos sitios se sigue midiendo con con impresiones, con juicios, con etiquetas. Medimos con lo que nos parece, con lo que nos han contado, con los que vimos una vez a modo de anécdota que lo elevamos a categoría. Usamos el SIEMPRE y el NUNCA con una ligereza que asusta. Somos capaces de echar el trabajo de todo un año de una persona por una impresión subjetiva del desempeño de un día que le vimos hacer tal o cual cosa. Sonríanse al leerlo si han visto hacerlo, sonrójense si lo han hecho alguna vez. Pero piensen que la mejor manera de evitarlo es establecer metas claras, objetivos sencillos y retadores que les permitan a las personas tener claro cómo van a poder contribuir al éxito general. Tómese su tiempo y verá resultados. No lo haga y la gente no sabrá cómo ayudarle, o si con lo que están haciendo es suficiente.

Tiempo de pasar página y comenzar una nueva. Tiempo de evaluar y volver a poner retos.

Buena semana!

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