Arrastrando los pies

¿Ha llegado así alguna vez al trabajo? ¿Ha visto a otros hacerlo? ¿Le sigue pasando? Si su respuesta es positiva a esta última pregunta, está en un problema.

Llegar arrastrando los pies, ir al trabajo sin ganas, padecer los lunes, es uno de las mayores alertas que le indican que ha de cambiar de ocupación. Y es que no hay nada peor que trabajar sin ganas, sin pasión en lo que uno hace porque, además, la calidad de lo que hacemos baja, el resultado es pobre, y con ello llega más desánimo y desmotivación.

¿Qué hacer si eso le pasa?

En la película de George Clooney “Up in the air”, el protagonista habla con una persona que está siendo despedida acerca de los sueños que aparcó para trabajar en esa empresa. En la conversación le anima a recuperarlos, a volver a hacer lo que le gusta, lo que le apasiona, aquello con lo que le “brillan” los ojos.

Los ingredientes de una buena ocupación

Este es el primer ingrediente que creo que tiene que tener una buena ocupación, que puedas hacer lo que te guste. Si no es así, se hace muy cuesta arriba, por más que te la paguen bien.

El dinero sería el segundo elemento. Una ocupación no remunerada es un hobbie. Está bien, pero no es sostenible en el tiempo. Si no conseguimos “monetizar” lo que hacemos, nos durará poco. Haga lo que haga, busque la manera de ponerlo en valor, bien sea con clientes que se lo compren, con patrocinadores, con mecenas, inversores, etc…

La preparación en el trabajoEl tercero de ellos es la preparación. Si tenemos las dos anteriores pero no estamos preparados, nos durará poco. Es más, si estando preparados no seguimos actualizándonos, alguna vez comenzaremos a arrastrar los pies de camino al trabajo también. Los que siguen habitualmente nuestros posts saben de la necesidad de no dejar nunca de aprender.

Entusiasmo

Una de las frases de las que primero me enamoré y que estivo presente varios años en mis mesas de trabajo es: “Con entusiasmo hay logros. Sin él, sólo pretextos”. Se la atribuyen a Henry Ford y a mi me ayudó en la búsqueda de algo que me apasionara. Cuando uno hace las cosas a la mitad, con desgana, para salir del paso, se nota. Y el resultado es malo, y con él llegan las excusas y los pretextos, las culpas a otros y la negación de la realidad.

Con entusiasmo hay logros. Sin él, sólo pretextos

Motivación

De ahí que la motivación empiece por uno mismo. A menudo nos piden recetas para “motivar” a las personas en las organizaciones. Trabajamos a diario en concienzudos planes de acción, en adaptaciones de buenas prácticas, en mejoras en las condiciones, pero lo que nunca falla es la motivación personal de saber que lo que entrego tiene valor, que tiene una finalidad, y que mi contribución tiene sentido para alguien.

Buena semana!!!

Más para leer

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *